martes, 31 de marzo de 2015

La vida sencilla

Octavio Paz


La vida sencilla




Llamar al pan y que aparezca 
sobre el mantel el pan de cada día; 
darle al sudor lo suyo y darle al sueño 
y al breve paraíso y al infierno 
y al cuerpo y al minuto lo que piden; 
reír como el mar ríe, el viento ríe, 
sin que la risa suene a vidrios rotos; 
beber y en la embriaguez asir la vida, 
bailar el baile sin perder el paso, 
tocar la mano de un desconocido 
en un día de piedra y agonía 
y que esa mano tenga la firmeza 
que no tuvo la mano del amigo; 
probar la soledad sin que el vinagre 
haga torcer mi boca, ni repita 
mis muecas el espejo, ni el silencio 
se erice con los dientes que rechinan: 
estas cuatro paredes ?papel, yeso, 
alfombra rala y foco amarillento? 
no son aún el prometido infierno; 
que no me duela más aquel deseo, 
helado por el miedo, llaga fría, 
quemadura de labios no besados: 
el agua clara nunca se detiene 
y hay frutas que se caen de maduras; 
saber partir el pan y repartirlo, 
el pan de una verdad común a todos, 
verdad de pan que a todos nos sustenta, 
por cuya levadura soy un hombre, 
un semejante entre mis semejantes; 
pelear por la vida de los vivos, 
dar la vida a los vivos, a la vida, 
y enterrar a los muertos y olvidarlos 
como la tierra los olvida: en frutos... 
Y que a la hora de mi muerte logre 
morir como los hombres y me alcance 
el perdón y la vida perdurable 
del polvo, de los frutos y del polvo.


 Poemas de Octavio Paz 

domingo, 8 de febrero de 2015

La herida

Sangre torrente, carne arcilla
dame un espacio en tu abismal herida
ya que de tu dolor estoy en sensual procura
y en busca estoy de tu razón oscura

ven herida, sé mi carne
y habítame en extensión de pieles
dentro de tu dolor arrójame
para sentir como tu sientes

ahora herida, sangro licores
destilo dolores con suaves aromas
canto las penas de los amores

torrente y arcilla son mi materia
dolor es el alma de la orquesta
con que se moldea ahora esta.

martes, 3 de febrero de 2015

Cautivo en tu anhelo

Cómo te esta llamando  a gritos
la extensión entera de mi tierra
cómo te anhela en sus grillos
que en cautivo, la libertad aterra

como un vaho profundo
que destilara el alma en queja
así son los muchos suspiros
que me abaten entre rejas

esperando la consabida
que a todos un día, a todos nos llega
para arrancarnos la vida

que no se alargue mi pena
sin el brillo de tus ojos
que con solo verte, ábranse los cerrojos.

Invisibles-Los libros de la buena memoria


Los escritores somos seres heridos. Por eso creamos otra realidad.
Paul Auster

lunes, 15 de diciembre de 2014

DE SALINAS PARA TI

No, no dejéis cerradas
las puertas de la noche,
del viento, del relámpago,
la de lo nunca visto.
Que están abiertas siempre
ellas, las conocidas.
Y todas, las incógnitas,
las que dan
a los largos caminos
por trazar, en el aire,
a las rutas que están
buscándose su paso
con voluntad oscura
y aun no la han encontrado
en puntos cardinales.
Poned señales altas,
maravillas, luceros;
que se vea muy bien
que es aquí, que está todo
queriendo recibirla.
Porque puede venir.
Hoy o mañana, o dentro
de mil años, o el día
penúltimo del mundo.
Y todo
tiene que estar tan llano
como la larga espera.
Aunque sé que es inútil.
Que es juego mío, todo,
el esperarla así
como a soplo o a brisa,
temiendo que tropiece.
Porque cuando ella venga
desatada, implacable,
para llegar a mí,
murallas, nombres, tiempos,
se quebrarían todos,
deshechos, traspasados
irresistiblemente
por el gran vendaval
de su amor, ya presencia.

Sí, por detrás de las gentes
te busco.
No en tu nombre, si lo dicen,
no en tu imagen, si la pintan.
Detrás, detrás, más allá.
Por detrás de ti te busco.
No en tu espejo, no en tu letra,
ni en tu alma.
Detrás, más allá.

También detrás, más atrás
de mí te busco. No eres
lo que yo siento de ti.
No eres
lo que me esta palpitando
con sangre mía en las venas,
sin ser yo.
Detrás, más allá te busco.

Por encontrarte, dejar
de vivir en ti, y en mí,
y en los otros.
Vivir ya detrás de todo,
al otro lado de todo
-por encontrarte-,
como si fuese morir.

Ha sido, ocurrió, es verdad.
Fue un día, fue una fecha
que le marca el tiempo al tiempo.
Fue en un lugar que yo veo.
Sus pies pisaban el suelo
este que todos pisamos.
Su traje
se parecía a estos otros
que llevan otras mujeres.
Su reló
destejía calendarios,
sin olvidarse una hora:
como cuentan los demás.
Y aquello que ella me dijo
fue en un idioma del mundo,
con gramática e historia.
Tan de verdad,
que parecía mentira.

No.
Tengo que vivirlo dentro,
me lo tengo que soñar.
Quitar el color, el número,
el aliento todo fuego,
con que me quemó al decírmelo.
Convertir todo en acaso,
en azar puro, soñándolo.
Y así, cuando se desdiga
de lo que entonces me dijo,
no me morderá el dolor
de haber perdido una dicha
que yo tuve entre mis brazos,
igual que se tiene un cuerpo.
Creeré que fue soñado.
Que aquello, tan de verdad,
no tuvo cuerpo, ni nombre.
Que pierdo
una sombra, un sueño más.

No quiero que te vayas,
dolor, última forma
de amar. Me estoy sintiendo
vivir cuando me dueles
no en ti, ni aquí, más lejos:
en la tierra, en el año
de donde vienes tú,
en el amor con ella
y todo lo que fue.
En esta realidad
hundida que se niega
a sí misma y se empeña
en que nunca ha existido,
que sólo fue un pretexto
mio para vivir.
Si tú no me quedaras,
dolor, irrefutable,
yo me lo creería;
pero me quedas tú.
Tu verdad me asegura
que nada fue mentira.
Y mientras yo te sienta,
tú me seras, dolor,
la prueba de otra vida
en que no me dolías.
La gran prueba, a lo lejos,
de que existió, que existe,
de que me quiso, así,
de que aun la estoy queriendo.



miércoles, 30 de julio de 2014

Tabla de retazos

Tabla de retazos
Fue un llanto
7♠
    1. Frío el piso, las paredes frías, frías las ventanas opacadas, con una niebla densa y fría, el aire frío, los dedos de las manos y de los pies, tumefactos y tullidos, fríos como la muerte fría, el dolor frío y el llanto frío, respirando un aire denso y frío, de seis niveles por debajo; frío su corazón, eran frías sus palabras.
Cada paso furtivo, desimaginado, descorrido por el cloro y el diablo-rojo, las suelas de caucho frío contra el frío espacio, noches y días, vidas y vidas y muerte, es la vida pendiendo de un hilo de hielo, frágil, que se rompe, que se quiebra infinitamente, largamente, como un quejido que quiebra el hilo, sordo, como un llanto ahogado por el concreto frío, por el corazón de plomo, por las manos de acero y las palabras de escalpelo.
Frío, como una lagrima congelada, escondida, que corre eternamente por entre el cuerpo y el alma, mientras la vida se escurre con cada gota de oxigeno frío.

Tabla de retazos

Tabla de retazos
El árbol de la espera
3
      1. Te veo, te siento de lejos
Desde lejos siento tu ritmo que palpita
En lo lejos te contemplo
Con esa esfera terrea que brilla en tus ojos
No pierdo un segundo, no escatimo esfuerzo
De que mis orbes se llenen con tu cielo
No pierdo ocasión de encontrar tu mundo
Aunque de lejos lo contemple
Soñándolo u oyéndolo
Y de solo roce de miradas furtivas
Y de anhelos intranspirantes
Y de comisuras de alma hable
No dejas de ser
No te diluyes
Mutas y eres todo
Y veo cada cosa que en ti amo
En cada mujer que a mi lado pasa
Casi te confundo
Y presiento la grandeza de tu alma
Disuelta en una mezcla homogénea
De piel y alma
De materia y espíritu.